lunes, 21 de noviembre de 2011

Indignados en Nueva York

Mientras ojeo El País del pasado 2 de octubre me encuentro con una fotografía llamativa por inusual. Jóvenes manifestantes en Nueva york bloquean el Puente Brooklyn. El titular ¿El “otoño norteamericano”? parece participar de mi sorpresa. ¿Cuántas veces hemos visto salir a la calle a denunciar injusticias sociales a los norteamericanos en los últimos años? La imagen de un país dormido en la comodidad neo-liberal me viene a la mente. Sin duda, han sido necesarios datos escalofriantes como los que recoge la noticia (46 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza en EEUU) para despertar la conciencia ciudadana.
Por todos es sabido que la crisis actual es global, planetaria, mundial, o cualquier otro calificativo que se le parezca. Los problemas a los que se enfrenta la juventud, por ejemplo, española (las dificultades de acceso al mercado laboral y, por ende, a un salario digno, a un trabajo estable, a la vivienda, al derecho a formar una familia, etc…) son prácticamente idénticos a los que sufren los jóvenes americanos, franceses, alemanes o marroquís. Y es que las promesas que se nos hicieron en los tiempos de bonanza fueron las mismas y, por tanto, las frustraciones y decepciones también lo son.
Y frente a una problemática global, la solución, o al menos la reacción, pasa por la unión de los afectados. Por eso, la imagen de los “indignados” de Wall Street hace que me permita el lujo de ilusionarme. Y más todavía cuando leo que a las protestas se han unido grupos profesionales, como el de correos. Sin duda queda mucho trabajo por hacer, puesto que los recortes y decepciones continuarán llegando, pero si la mecha de la respuesta social está prendida, nos queda algo de esperanza, algo en que creer.

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